Ciudadanía digital y alumnado sordo
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Una de las responsabilidades importantes de los y las docentes en la actualidad es enseñar al alumnado a discernir entre la ingente cantidad de información que reciben a diario, escogiendo lo esencial y cuidando de la fiabilidad de sus fuentes. Para cualquier adolescente el uso de las TIC es obvio. Somos las/los docentes las que tenemos la obligación de formarnos digitalmente con el fin de estar a la altura y por delante de nuestro alumnado. La cuestión importante es qué hacer una vez que sabemos “manejarnos” en la Red. ¿Cómo hacemos para trabajar de forma eficiente y para encontrar información fidedigna y relevante? Este es un tema escabroso ya que nuestro alumnado lee cada vez menos y escribe la mayoría de las veces “en clave” para ahorrar tiempo.
Sus relaciones más interesantes se mantienen a través del “wassup” y, desde luego, son contados los casos de adolescentes que leen sin ser una obligación académica.
La comunicación en su vertiente literaria y sin fronteras, el amor por las palabras bien empleadas, por la concisión de una explicación bien hecha, la descripción de situaciones sin que la misma coletilla se repita diez veces, el resumen de un libro o una película que nos haga partícipes de su contenido. La comunicación lingüística que nos va a ayudar a comprender lo que leemos y a separar de un “vistazo” lo importante de lo banal, o a expresar en pocas palabras lo esencial de un tema, debería ser nuestra meta como docentes cuya función es promover la motivación por la cultura, como enlace que somos, entre las generaciones sin TIC y nuestro alumnado nativo digital.
Si trasladamos el planteamiento lingüístico y comunicativo a las personas más desfavorecidas lingüísticamente como es el caso del alumnado sordo, la problemática alcanza implicaciones serias y que, a veces, sobrepasan nuestra labor docente, cayendo en ocasiones en una frustración que proviene de un sentimiento de incapacidad para acometer el déficit comunicativo con que nos encontramos.
La atención a la diversidad, cuando se trata de alumnado inmigrante o con problemas de aprendizaje, nos aparece como un reto que se solventa en las escuelas, ya sea mediante clases especialmente diseñadas para el aprendizaje de la lengua castellana, ya sea mediante el refuerzo compensatorio. No es realmente comparable ya que los/las oyentes se encuentran constantemente inmersos en un entorno lingüístico que abarca las modalidades de aprendizaje involuntario y voluntario: oyen y escuchan. El alumnado sordo solamente “ve” la comunicación y el aprendizaje es siempre producto de la voluntad de aprender.
Cuando se trata de alumnado sordo, la comunicación educativa se ralentiza y los contenidos que se trabajan deben adquirir otras formas con el fin de posibilitar la asimilación. Es, en este caso, más complicado admitir el exceso de información, que la sigue habiendo. Es más complicado diseñar unas pautas para la búsqueda y filtración de contenidos, ya que, en principio, la lengua oral y escrita es algo extraño cuando se sale del entorno diario y de los contenidos exhaustivamente explicados. Es inútil recurrir a “¿Quiere traducir esta página?”, ya que difícilmente se van a encontrar traducciones a lengua de signos y, aunque existan medios visuales en esta lengua que nos explican el contenido puntual de un tema, la información transmitida sigue siendo insuficiente para que el alumnado oyente y sordo sean iguales en el panorama comunicativo actual.
La inclusión de contenido visual que incentive el aprendizaje lingüístico y la motivación para el aprendizaje de la lengua oral que conlleva la adquisición de competencias básicas y el buen uso de la información, así como el aprendizaje de la participación en las redes sociales con el fin de evitar equívocos en las relaciones derivados de la incomprensión lingüística, debe ser nuestra meta y para ello, debemos diseñar materiales específicos que contribuyan a la consecución de nuestros objetivos.
El objetivo primordial de los materiales es la motivación a la lectura y a la comprensión con ayuda de recursos eminentemente visuales, incluyendo tareas multimedia en el ámbito socio-lingüístico, con la importante presencia de los temas transversales, los cuales deben estar presentes en todos los ámbitos educativos, pero que también deben trabajarse de forma concreta, aprovechando la motivación que suscitan, para el uso, comprensión y adquisición de la competencia lingüística. Las personas sordas adquieren todo su conocimiento de forma visual y esto implica tener la intención de aprender. No “oyen” o se “enteran” de ningún contenido por casualidad, sino que hay que exponer contenidos concretos para su aprendizaje y asimilación.
Se pretende, además, que el profesorado involucrado en la integración de personas sordas se haga consciente de la problemática derivada de la sordera, poniendo a su disposición materiales educativos que, no sólo atienden a las áreas o módulos correspondientes a las enseñanzas que cursen con el fin de alcanzar las competencias básicas, sino a temas transversales, a la igualdad entre hombres y mujeres y a la adquisición de habilidades sociales, con el fin de que, no solamente se haga posible su integración escolar, sino social y laboral, promoviendo un aprendizaje permanente y para la vida, a través de recursos TIC y las herramientas 2.0.
Al comienzo, se utiliza la explicación hablada y en lengua de signos, con el objetivo de conseguir paulatinamente el uso de la lengua hablada y escrita. Es un enfoque AICLE con el “andamiaje” necesario para adquirir la competencia lingüística. También se incluyen contenidos en lengua inglesa con el fin de hacer que el alumnado sordo sea competente en una lengua extranjera apreciando culturas diferentes
Los textos escritos constituyen una forma de comunicación “oyente” que implican dificultad y tarea inalcanzable para el alumnado sordo ante los cuales siempre se requiere una ayuda, con explicaciones y resúmenes para facilitar su comprensión. Las tareas multimedia son motivadoras para este tipo de alumnado y asimilan sus contenidos y las actividades de forma más natural ya que la lengua de signos está basada en la captación visual del mensaje.
De la lectura se deriva la necesidad de comunicarse en lengua escrita por lo que se avanza en la expresión y corrección en este modo de comunicación, sin que el miedo al error sea un obstáculo ya que se integra como parte del aprendizaje efectivo.
En estos materiales se incentiva la idea de “aprender a discernir la información adecuada” con el fin de adquirir un entrenamiento en la captación de lo esencial de un texto o de un mensaje, ya sea educativo o de tipo social o publicitario, con el fin de que todo el aprendizaje sea constructivo y se adquieran las competencias básicas con una implicación real del alumnado ya que pretendemos que formen parte de su propia educación, participando en su desarrollo a través de la auto-evaluación de las tareas y actividades propuestas.
Se aboga por la adquisición de todas las competencias básicas que desarrollan aprendizajes imprescindibles para alcanzar una vida satisfactoria, aunque se insiste en: -La competencia en comunicación lingüística -La competencia social y ciudadana -Tratamiento de la información y la competencia digital -La competencia para aprender a aprender -La autonomía e iniciativa personal.
La planificación del proyecto se hace atendiendo a las necesidades planteadas en la realidad y en su momento, con el diseño de las tareas para atender a las exigencias de las áreas y módulos específicos de la especialidad educativa en la que se integran las personas sordas. Además de los contenidos, se actualizan los conocimientos para su elaboración, con el fin de que el material resulte cada vez más práctico y atractivo para el alumnado.
Todos los años, a comienzos de curso, nos encontramos con personas sordas que se incorporan al sistema educativo con el fin de retomar su formación, a veces, tras muchos años de ausencia. Esto hace que sea necesario hacer un estudio personalizado de sus conocimientos lingüísticos y de sus necesidades comunicativas. Las nuevas necesidades educativas se unen a las ya existentes con el alumnado sordo del curso anterior. Los datos recogidos son la base para la planificación del proyecto con el fin de diseñar el material adecuado para el alumnado presente, teniendo en cuenta que los materiales puedan ser utilizados para cualquier alumno sordo o alumna sorda en cualquiera de los centros educativos de Andalucía. Asimismo, los materiales son adecuados para personas adultas con déficit lingüístico o alumnado con problemas de aprendizaje.
Los materiales son multimedia y pueden ser utilizados tanto en clase como en cualquier equipo informático. Se provee de la información necesaria en el caso de que el alumnado no tenga acceso privado a Internet para que, aún así, pueda trabajar en las tareas propuestas.
Con el fin de validar nuestro trabajo, utilizamos el método de la autoevaluación, que, normalmente, se incluye en todas las tareas o Webs, destinada a la valoración del propio trabajo de los alumnos y alumnas, así como a la valoración del material trabajado. Los mejores evaluadores son nuestros alumnos y alumnas ya que la idoneidad de las tareas diseñadas se aprecia de forma inmediata, teniendo la posibilidad de realizar los reajustes pertinentes. Además, los materiales se exhiben a docentes y autoridades educativas, con el fin de aprender de las diferentes opiniones y de su valoración.